Este es un blog que hoy empiezo con el proposito de compartir, procesar y aclarar algunos conceptos que atañen a los creyentes de la fe cristiana. No intento hacer un foro religioso o sectarista, y me abstendré de atacar otras religiones, a menos que haya que aclarar creencias erroneas a la luz de la Biblia. Busco, a traves de un estudio profundo de la palabra, contestar algunas preguntas de aquellos que tienen dudas (yo incluido) acerca de la forma en que algunas creencias y doctrinas han sido transmitidas a traves del tiempo. Para esto tendré que indagar en diferentes materias de estudio bíblico tales como la hermenéutica, historia, arqueología y algunas otras, que harán la misión más práctica e ilustrativa. Un punto muy importante que hay que tomar en cuenta es el hecho que hay cosas que no se pueden explicar o comprobar científicamente; donde la comprensión de las tales depende exclusivamente de la fe del individuo y/o de la revelación del Espíritu Santo.

Habiendo dicho ésto, empecemos nuestro recorrido...

Tuesday, February 22, 2011

El Cristo histórico

Hay gente que desconoce, o niega, que haya un Cristo histórico, y la presencia de Jesús Cristo en la historia se la atribuyen única y exclusivamente a la mención que la Biblia hace de él. Sin embargo, hay al menos cuatro fuentes formales de la historia donde se menciona a Cristo, o a la cristiandad, como un movimiento sólido de fe.
     La fuente más antigua viene de Plinio el Joven, personaje romano de cierto rango político, que vivió en los años 61-113 d.C., y menciona en sus Cartas, escritas al emperador Trajano, la tozudez de los cristianos genuinos, que se negaban a ofrecer pleitesía y sacrificios a la imagen del Cesar. Otro, fue el historiador judio Flavio Josefo (quien vivió en los años 37-100 d.C., aproximadamente), en su libro, Las Antiguedades de los Judios, donde incluso hace mención de la muerte del apostol Santiago, refiriendose a él como "Santiago, el hermano de Jesús llamado el Cristo".
     Los otros dos historiadores que mencionan a Cristo son Suetonio (69-¿130? d.C.) y Cornelio Tácito (¿55?-¿117? d.C.), en Las Vidas de los Doce Césares y Los Annales, respectivamente.

Tuesday, February 15, 2011

La morada de Juan el Bautista

La arqueología es una ciencia que viene detrás de la historia para comprobar, corregir o desmentir lo que ésta asevera. Aunque sea difícil de admitir para algunos, la Biblia es historia también y, por ende, la historia se ha servido también de la arqueología para probar la existencia de los lugares, datos y personajes mencionados en la palabra de Dios y que, por su carácter, se han hecho un tanto difíciles a la asimilación.
     Uno de estos personajes era Juan el Bautista, primo lejano de Jesús, y quien fuera el antecesor de éste en el anuncio militante del advenimiento de la nueva era cristiana; además de ser él quien bautizó al Señor y lo presentó al mundo como el "Cordero de Dios", para el gran sacrificio redentor. Su clamor aun llega a nosotros: "Yo soy la voz del que clama en el desierto: enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta". Juan 1.23.
     Como en casi todo lo que dice la Biblia, gran debate ha habido acerca de si el Bautista era real, si en verdad era tal cual el hombre o, incluso, si probablemente su carácter y su rústico vivir estaban un tanto exagerados. La Biblia nos dice, en el evangelio de Marcos 1.4: "Juan bautizaba en el desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para remisión de pecados". Y dice también que vestía de pelos de camellos, con un cinto de cuero alrededor de sus lomos, alimentandose de langostas (chapulines o saltamontes) y miel silvestre, lo cual habla de una vida montés; fue ahí donde alguna gente tenía mayores problemas para aceptar tal personaje.
     En una nublada mañana de noviembre de 1999, el arqueologo inglés, Shimon Gibson, se encontraba trabajando en un area al poniente de Jerusalém, cerca de Ain Karim, lugar tradicional del nacimiento de Juan el Bautista. Cansado y desanimado de trabajar en el mismo espacio topográfico sin hallazgos de significancia, y a punto de desistir, Shimon hizo un hallazgo casi accidental: una cueva que contenía alfarería de la Edad del Hierro; que tenía, además, en una de sus paredes, una figura de hombre sosteniendo un cayado. Intrigado, el arqueologo siguió hurgando, y así encontró más dibujos con alusiones notablemente cristianas; especialmente uno que mostraba una cruz encerrada en un círculo, que lo hizo pensar en la figura de una cabeza. Como se sabe, Juan el Bautista murió degollado por mantener su convicción de varón de Dios.
     Shimon siguió trabajando en el sitio con tesón, echando mano también de la asistencia y la opinión, no sólo de su equipo, sino de sus colegas arquelogos alrededor del mundo.  Conforme se hicieron más indagaciones, se llegó a la conclusión de que habían encontrado la cueva que sirvió de morada al Bautista, en sus días de clamar y bautizar en el desierto. El proceso y detalles de éste descubrimiento están consignados en el libro The Cave of John the Baptist (2004), de Shimon Gibson.

Sunday, February 13, 2011

La sangre de Cristo

Hay en el barrio donde crecí una iglesia católica que se llama La Sangre de Cristo. Y recuerdo que ese nombre siempre se me hizo grotesco y me molestaba, porque pensaba yo que era tonto usar una imagen como la sangre, de Cristo o de quien fuera, para nombrar una Iglesia, ya que lo hacía sonar más bien como secta satánica o algo así; al menos eso creía yo.
     Después, cuando llegué al conocimiento de la verdad bíblica, me enteré impresionado que era precisamente la sangre de Cristo lo que hacía valer la experiencia cristiana y daba el valor inconmensurable a la crucifixión del Mesías. La sangre que Cristo derramó en la cruz es la que ha comprado la redención de nuestros pecados y nuestro acceso a la vida eterna, independientemente de la forma en que hayamos vivido antes de venir a él. Y era esto lo que simbolizaba el vino que bebió el Señor con los apóstoles en la última cena: "Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dió, diciendo: Bebed de él todos; porque ésta es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados". Mt. 26.27-28.
     Ahora, la prefiguración de ese acto fueron los sacrificios de animales que se hacían bajo la ley del Antiguo Testamento. "Casi todo es purificado según la ley con sangre: y sin derramamiento de sangre no se hace remision [de pecados]". Heb. 9.22. Bajo la ley, los sacerdotes ofrecían sacrificios de becerros, chivos y palomas a Dios, mismos que tenían que hacerse de una forma continua para remisión de los pecados del pueblo (los fieles, desde luego). Además, los animales que se ofrecían tenían que ser muy selectos, sin mancha o defecto, para tener valor como ofrenda.
     Fue por eso que Jesús, el hijo unigénito de Dios, y el único hombre perfecto que caminó sobre la faz de la tierra, tuvo que ofrecerse como sacrificio único, el cual ofreció una sola vez para redimir de sus pecados a los que aceptaran y creyeran en él: "Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, más por su propia sangre, entró una vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención". Heb. 9.12. Razón por la cual Juan el Bautista, bajo la inspiración del Espíritu Santo, se refirió a Jesús como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Jn. 1.29.

Friday, February 11, 2011

Luis Buñuel y la antirreligiosidad religiosa

Yo soy ateo, gracias a Dios,” proclamaba Luis Buñuel en su habitual modo contradictorio, cuando se tocaba el tema de la religión; esa lucha eterna entre la negación y la aceptación de lo religioso, que fue la constante de su obra. Sin embargo, fiel a su crianza católica y a su amor por la cultura occidental --estimulados tal vez por un acogimiento inconsciente a la fe cristiana--, su obra epitomiza la condición espiritual del hombre pensante en la busqueda de su posición frente a lo desconocido, teniendo al Dios del cristianismo como referente primario.
     De la filmografía de Buñuel, una gran porción contiene motivos y personajes cristianos que son imposibles de pasar por alto: un viejo que lee versículos de la Biblia en voz alta, dos hombres que hacen su peregrinar religioso a Santiago Campostela, el anacoreta santo que vive en lo alto de una columna, un sacerdote y una novicia jovenes con conflictos espirituales, un Pastor protestante que no es ni bueno ni malo; y tantos otros elementos que bien pudieran dar lugar a sospechas de la religiosidad “encubierta” de don Luis.
     Pero, no es sólo el hecho que sus películas traten temas religiosos lo que hace suponer la inconsciente religiosidad del señor Buñuel, sino su manera de proyectarlos, demostrando siempre un conocimiento de causa que para nada es superficial, o neófito, sino que tiene la industria de lo que se es bien aprendido y practicado. En sus filmes las escenas de iglesia cobran vida por su realismo, y casi se puede oler el incienso y el humo de las veladoras, tan carácteristicos de la liturgia católica, lo que produce en el espectador la intensa sensación de compartir un momento "sacramental" con los personajes de la escena.
     Luis Buñuel no dudaba en gritar a los cuatro vientos que era "inanalizable" (no psicoanalizable). Pero imitando su propio estilo juguetón y antisolemne, nos podemos tomar la libertad de mirarlo bajo el lente freudiano, e insinuar que, detrás de su negación y resistencia, siempre existió el hombre que conservó el fervor del muchacho católico, que a los dieciseis años comulgaba de una forma regular. Y podemos pensar que todas esas alusiones de la cristiandad no eran sino manifestaciones de su subconciente, confesando a gritos su fe, con esa obsesión por el tema cristiano que siempre utilizó como parte del discurso --aunque fuera a manera de antítesis-- en su “disertación” de la verdad.
     Como última clave tenemos que considerar el hecho que don Luis pasó los últimos días de su vida en la compañía asidua del padre Julián, cura dominico con el que desarrollaría una amistad casi entrañable, y con quien también sostenía largas discusiones sobre religión y teología. Debemos también considerar el antecedente que el cineasta soñaba con el momento de la agonía, en que convocaría a sus amigos ateos para escandalizarlos, sometiendose delante de ellos (a manera de broma) al sacramento de la Extremaunción. ¿Y cómo sabemos si eso no pasó así, efectivamente...? Pero sin la broma.

Thursday, February 10, 2011

Los magos del oriente


La mayoría de los hispano-parlantes estamos familiarizados con el festejo del Día de Reyes. Y todos los que hemos participado de tal celebración también crecimos oyendo la leyenda, que los reyes magos fueron los que vinieron del oriente a ver al "niño Dios", que eran tres, y que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltazar.
     La Biblia menciona efectivamente, en el libro de Mateo 2.1, que unos magos del oriente vinieron a ver a Jesús, algún tiempo (probablemente más de un año) después de su nacimiento. Lo que la Biblia no menciona era la cantidad de gente, ni mucho menos nombres. La asunción de que eran tres viene, probablemente, del hecho que le trajeron tres regalos al niño Jesús: oro, incienso y mirra.
     Ahora, de que eran magos, en el sentido en que ahora conocemos el término, tampoco se sabe, porque magos, del griego original en que aparece en la Biblia, era un término que usaban los babilonios, generalmente para designar a los sabios y a los hechiceros. Lo que si se sabe es que eran astrólogos, porque se guiaron por la posición de los astros.

Wednesday, February 9, 2011

El poder de la alabanza

Este es uno de los más hermosos cantos modernos de alabanza que he escuchado.  Ambas, su melodia y su letra tienen implícito el reconstituyente gozo de alabar a un Dios poderoso.