Este es un blog que hoy empiezo con el proposito de compartir, procesar y aclarar algunos conceptos que atañen a los creyentes de la fe cristiana. No intento hacer un foro religioso o sectarista, y me abstendré de atacar otras religiones, a menos que haya que aclarar creencias erroneas a la luz de la Biblia. Busco, a traves de un estudio profundo de la palabra, contestar algunas preguntas de aquellos que tienen dudas (yo incluido) acerca de la forma en que algunas creencias y doctrinas han sido transmitidas a traves del tiempo. Para esto tendré que indagar en diferentes materias de estudio bíblico tales como la hermenéutica, historia, arqueología y algunas otras, que harán la misión más práctica e ilustrativa. Un punto muy importante que hay que tomar en cuenta es el hecho que hay cosas que no se pueden explicar o comprobar científicamente; donde la comprensión de las tales depende exclusivamente de la fe del individuo y/o de la revelación del Espíritu Santo.

Habiendo dicho ésto, empecemos nuestro recorrido...

Tuesday, March 13, 2012

Profecía: la advertencia real sobre el porvenir



La profecía es uno de los temas que más atraen a los estudiosos de la Biblia, y aun los que no están muy interesados en la palabra de Dios frecuentemente se sienten atraídos por libros como el de Daniel y Apocalipsis. No es nada más por sus advertencias del final de los tiempos, porque el morbo juega  también un papel importante aquí. La razón principal puede ser el hecho que estos dos libros presentan la profecía de una manera estruendosa; que es, de hecho, la forma en que van a pasar las cosas: estruendosamente.
     Una cosa sí es segura: el saber de la profecía no es un lujo, sino una necesidad. Sobre todo en estos días, cuando todo indica que estamos muy cerca del final de los tiempos; guerras, temblores, tsunamis, economía mundial controlada por unos cuantos (que podría dar lugar al número de la bestia) y tantas otras calamidades, que bien pueden ser indicaciones de que no pasará mucho tiempo antes de la venida del Señor. 
     Y digo yo que la profecía es una necesidad, porque debemos saber qué es lo que trae el futuro para estar preparados. Además, con todo lo que pasa en el mundo, especialmente en los países de habla hispana grandes como España, México, Colombia, Argentina, Brasil y Venezuela, es bueno saber que hay un maranatha (el Señor viene) para estar motivados y esperanzados de la esperanza mayor: la justicia de Dios y su reino eterno. 
     Sin profecía el pueblo será disipado: mas el que guarda la ley, bienaventurado él”, dice el libro de Proverbios 29.18. En éste versículo, la palabra profecía proviene del hebreo chazown, que significa visión u oráculo; y disipar, del hebreo para’, que significa dejar ir, soltar, abandonar o dispersar. O sea que, parafraseando, se entiende que sin visión profética la gente se dispersa; y bienaventurados son los que siguen las enseñanzas de Dios.
     Para entender mejor la profecía, hay que tener en cuenta que las profecías mayores, o de mayor impacto, se caracterizan por el hecho de ser antecedidas por una prefigura o prototipo: cumplimientos a corto plazo (relativamente hablando), en escala menor y local. 
     La primera gran profecía que aparece en la Biblia: “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”, de Génesis 3.15, es una profecía que, en su prefiguración, se ha estado cumpliendo a través de toda la historia de la humanidad. La serpiente (el animal) ha herido a los descendientes de Adán en el calcañar (el talón o área general), como parte de su cuerpo; y a las serpientes se les aniquila pegándoles en la cabeza. Aquí, la profecía mayor, o a gran escala, es que la serpiente (Satanás) iba a herir el cuerpo de Cristo (simiente de Adán, en lo humano) en la cruz; y el Señor, a su vez, le pegaría a aquella en la cabeza (su destrucción total), para siempre jamás.
     Otros dos ejemplos de la prefiguración los tenemos en el pasaje de Génesis 22.8-13, en que Jehová Dios provee el sacrificio a Abraham, a menor escala, para que éste no sacrifique a su propio hijo; profecía también cumplida, a mayor escala, al proveer el sacrificio mayor en la persona de Jesús Cristo, para evitar otros sacrificios. Gran porción de los salmos de David también prefiguran el advenimiento, sacrificio y resurrección del Mesías. 
     Por último, para ilustrar mi punto, a grandes rasgos, y como corolario, quiero hablar de las 70 semanas de Daniel, que hablan de una profecía que se ha estado cumpliendo, por partes, en un lapso de casi dos mil quinientos años, y cuyo último capítulo está a punto de empezar. Dice Daniel 9.24: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”.
      Aquí, si interpretamos los días como años, siguiendo un concepto parecido a lo que dice el Salmo 90.4, cada semana son siete años; distribuidos (las semanas y los años) en un periodo de casi dos mil quinientos años. O sea que, éstas setenta semanas (de 7 años cada una) no están distribuidas linealmente. Ahora, las malas (o buenas, según sus circunstancias particulares) noticias son que, las primeras sesenta y nueve semanas ya se cumplieron, y nada más queda una última semana; cuyo cumplimiento puede empezar en cualquier momento.
     Daniel 9.25-27 nos da una reseña de los acontecimientos como habrían de pasar y que, parafraseados y sintetizados, quedan así: las siete primeras semanas (49 años) son el lapso de tiempo entre el decreto de la restauración del templo (después de la transmigración babilónica del pueblo judío), a su realización. Luego vienen las sesenta y dos semanas (434 años), que transcurren de la restauración del templo al Mesías y su sacrificio; estos son los cuatro siglos de esterilidad espiritual entre el último libro del Antiguo Testamento, Malaquías, y los evangelios (Nuevo Testamento), que antecederían la nueva dispensación de la gracia.
     Como vemos, en total se han cumplido sesenta y nueve semanas, y queda una por cumplir; la semana entendida como la semana de la tribulación. Y como todas las demás profecías se han cumplido, ésta semana puede empezar en cualquier momento. Dicen los estudiosos que para eso se tiene que construir el templo en Jerusalén otra vez; y así como está de avanzada la tecnología, eso se puede llevar a cabo en unos días. 
     Como conclusión, quiero agregar que, si yo no creyera en la Biblia por ninguna otra razón, el solo hecho de saber que, de 1,800 profecías que hay en ella todas se han cumplido (excepto una), tal vez yo estaría bastante inclinado a creer, no sólo en su veracidad, sino también de aceptarla como la palabra de Dios. Y si a eso le añadimos el hecho que en ella está contenida la historia del mundo de principio a fin; y lo que describe acerca del final de los tiempos va muy de acuerdo con lo que estamos viviendo hoy en el mundo...

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