Muchos de los que creemos en la enseñanza bíblica alguna vez hemos cuestionado la existencia del infierno y el hecho de como Dios, siendo un Dios de amor, permite que un día alguna gente se pierda para siempre en un lugar de tormento eterno. Pero a nuestra generación le ha tocado vivir tiempos muy difíciles de maldad extrema. Un ejemplo muy palpable es lo que está pasando en Ciudad Juárez, México, donde la masacre, la tortura y la crueldad humanas han sido llevadas a sus más brutales manifestaciones, y me refiero no sólo a la profusión y lo demoniaco de estas, sino la impunidad de la que gozan todos los que se incurren en éstas prácticas nefastas.
Es muy justo pues que los que ahora están gozando, a costillas del dolor de otros, reciban su merecido pago, que al fin y al cabo ellos también han tenido la opción de escoger el bien sobre el mal. A la gente le gustan las cosas fáciles y toman todo como si no hubiera mañana, siguiendo modas y corrientes donde van las mayorías; pero muy pocos meditan y piensan en hacer lo correcto, y dice la palabra: "El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del infierno abajo". Pr. 15.24. O sea, pensar en la cosas que lleven al cielo, en lugar de las cosas que lleven al infierno, como los cultos esos extraños a la Santa Muerte, Malverde, santeros, gurús y todo tipo de idolatrías necias en los que la gente común incurre. Con todo ese tipo de espiritualidad equivocada, no sé porque la gente se extraña de que el mundo esté como esté.
Pero en fin, sin el deseo de hacer de esto un sermón, simplemente quise decir lo que siento respecto a lo que pasa alrededor del mundo. Los corazones se enfrían cada vez más y la gente está muy ocupada en lo suyo, sin reparar que hay un día en el que todos vamos a dar cuentas de como hemos vivido nuestras vidas en la tierra. La Biblia habla de como en los días de Noe, la gente estaba muy afanada, "casandose y dandose en casamiento", y a muchos el diluvio los tomó por sorpresa, porque no creyeron a la advertencia.
Encima de no ser felices por estar perdidos en amarguras, celos, rencores y todo tipo de acciones fuertes que corroen el alma, un día dejaremos éste mundo pensando que ya vamos a descansar, cuando nuestro verdadero suplicio apenas empieza. "No os maravilléis de esto; porque vendrá la hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron bien saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron mal a resurrección de condenación". Jn. 5.28-29.
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