La Biblia
siempre tiene algo que revelar a los que se acercan a ella con una mente
abierta y con la fe necesaria para esperar una revelación o confirmar las que
son dadas a plena vista. Leyendo yo el capítulo 8 de Génesis, hice un hallazgo
que me sorprendió enormemente.
En Génesis 8.4 leemos: “Y reposó el arca en el mes séptimo, á diecisiete días del
mes, sobre los montes de Armenia”. Si estudiamos
un poco la cronología de la crucifixión de Jesús, llegaremos a la conclusión de
que hay muy altas posibilidades de que las dos fechas coincidan: la fecha en
que el arca descansó y la resurrección del Señor (en diferentes tiempos, desde
luego).
Ahora,
habrá que tener algunos detalles en cuenta para poder establecer una
comparación o armonía. El mes séptimo en el calendario civil (éste pasaje
bíblico parece indicar que es el calendario civil al que se refiere,
porque todavía no se instituía el
calendario sagrado de la liturgia levítica) es el mes primero, o Nisán, del calendario sagrado, que es el
mes de la Pascua y la crucifixión del Señor.
Fue el día
14 de Nisán cuando el Señor fue
juzgado y crucificado; Lucas 23.44-46 nos dice que era la hora nona (3 de la
tarde) cuando Jesús expiró. Y lo que nos dice el evangelio de Juan nos dará luz
en cuanto a la hora en que Jesús fue sepultado, para establecer de ahí la hora
de su resurrección. Dice Juan 19.31: “Entonces los Judíos, por cuanto era la
víspera de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día
de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron á Pilatos
que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí”. O sea que, en ésta
semana hubo dos sabbat; uno, a razón del gran día festivo y el otro por ser el usual
día séptimo del reposo. Para ilustrar éste punto podemos leer Marcos 16.1 y Lucas 23.56, y
compararlos.
Si sepultaron al Señor antes del gran día,
significa que lo sepultaron antes de la puesta del sol de ese día; porque, a
diferencia de nuestros días que empiezan después de la medianoche, los días
judíos empezaban antes, cuando el sol se ponía. Jesús tuvo que ser sepultado un
poco antes de la puesta del sol (Nisán 14),
porque unos instantes después sería el 15 de Nisán, que era la fiesta grande de los panes sin levadura o matsot.
En Mateo 12.40, Jesús dice: “Porque como
estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el
Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”. La
expresión “tres días y tres noches” la entendemos por algo que denota cierto
grado de exactitud; en éste caso, 72 horas. Las 72 horas se cumplieron el día
17 de Nisán (día 17, del mes séptimo, en el calendario
civil) poco antes de la puesta del sol. Mateo 28.1 nos dice: “Y la víspera de
sábado, que amanece para el primer día de la semana, vino María Magdalena, y la
otra María, á ver el sepulcro”. Así que, en la mañana del 18 de Nisán el cuerpo ya no estaba ahí. Ningún evangelio dice que Jesús resucitó el domingo, excepto Marcos 16.9, pero algunos estudiosos dicen que hay en él un serio error de
transcripción; e incluso otros estudiosos de la Biblia aseveran que es éste un
versículo apócrifo.
Desde luego que, como tantas otras cosas
de la doctrina y teología bíblicas, esto está sujeto a discusión; y lo único
que podemos hacer por ahora es tratar de sacar conclusiones con la información que poseemos.
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